En ningún lugar



Fiona Tan, A Lapse of Memory, 2007 


Un hombre se despierta enmedio de un palacio. El sitio parece serle totalmente ajeno y, al mismo tiempo, familiar, un poco como cuando te despiertas totalmente desubicado (la pregunta ¿dónde estoy?) y todavía estás viendo en las paredes de tu bien conocido cuarto el último lugar que habitaste en el sueño; más bien es como si este señor hubiera abierto los ojos tras dormir y de nuevo ese palacio, al que no esperaba volver a encontrar, sigue siendo estando ahí, siendo su ... ¿casa? Este hombre, blanco, de aspecto occidental, que no parece recordar cómo ha llegado allí -ni desde cuándo, ni siquiera si puede irse- se levanta y sigue a su pesar una serie de acciones que se nos presentan como rutinarias. Así, pasea por salas de aspecto exótico, realiza rituales aún más exóticos, al menos a los ojos de un europeo clase media que por su apariencia podría ser el señor en cuestión: ceremonia del té, chi kung... Contempla un mundo al que no sabe cómo ha llegado pero al que intenta adaptarse. Una voz femenina, que no es evidentemente la suya, narra el deambular de este personaje de apariencia occidental por espacios y rituales de aspecto oriental. Lo oriental es usado pues como una metáfora del extrañamiento del personaje.

Este cuento realizado en formato video lo vi hará un par de años en una exposición que el CAAC de Sevilla dedicó a su autora, Fiona Tan. Medio indonesia y medio holandesa, por tanto también, como el señor que aparece en la película, con una identidad dividida entre oriente y occidente, la crisis identitaria está pues narrada aquí en clave espacial: rodada en un edificio de estética orientalizante, éste no es otro no obstante que el Royal Pavilion de Brighton, construido en pleno Reino Unido intentando, eso sí, imitar los estilos arquitectónicos que podían verse en la colonias asiáticas del por entonces imperio británico. En ese espacio ya de por sí contradictorio, oriental en occidente, tiene lugar la puesta en escena de la investigación de un personaje que no parece exactamente saber dónde está. Todo mixto, indefinido, inconcreto y, bueno, extraño.

El dónde estoy supone el plantearnos seriamente el gran abismo quién soy... y asegurarnos de si lo que contamos al respecto es verdad. ¡Qué difícil! En otra entrada hablé de la pareja artística compuesta por Marina Abramovic (actualmente de moda otra vez por Lady Gaga, en fin) y Ulay. Entre el proceso vivencial y la exploración antropológica, el trabajo de este dúo plantea el hecho de hasta qué punto es real lo que nos muestran; si, precisamente, por realizar este trabajo en el terreno del arte y de la necesidad de un público, en lugar de llevarlo a cabo por ejemplo en un entorno terapéutico, no lo hacen de cara a la galería y terminan así por caer en la misma trampa de la mercantilización del arte y del amor que pretenden a propósito cuestionar con sus obras, es una pregunta que considero lícita hacerse de vez en cuando. Creo de todos modos que esta confusión a la hora de intentar saber quién es tu pareja, quiénes somos a los ojos del otro -o la otra- es algo a lo que casi nadie en nuestra cultura puede escapar para siempre. Abramovic&Ulay me llega que lo saben. Quizá por eso deciden con su obra reconocer la red cultural en la que están inmersos y, sin embargo, intentar trabajar con ello. Y ya que rescato artistas ya citadas en este blog, Esther Ferrer, que afirma en relación a esto de narrarnos y explorarnos:

Lo que yo considero un hecho autobiográfico, una auténtica autobiografía, implica sobre todo "la voluntad de", de contar tu vida para o por los otros, o narrarse a uno mismo, para y por sí mismo, con fecuencia es también una búsqueda de identidad.
-ESTHER FERRER, Autobiografía a pesar mío-


Autorretrato en el tiempo de Esther Ferrer, 1981-2009


Otra artista a la que el CAAC dedicó una exposición, Agnès Varda, ha trabajado como pocas el paso del tiempo. Vi con algunos Stammtisch -entre los que estaba el ahora emigrado Manolo T.- sus Daguerrotypes en el cine. Los daguerrotipos eran retratos que se hacían con una técnica anterior a la invención de la fotografía, pero basada en el mismo principio de fijar en una superficie plana una imagen del mundo exterior. La película no habla sin embargo, al menos no directamente, de retratos fotográficos sino de los tipos humanos de la calle Daguerre, comerciantes, transeúntes o habitantes de esa calle de la capital de Francia. Recordamos, gracias al mirar lento, objetivo en el sentido de sin juicio, de la cámara de Varda cómo en cualquier calle, en cualquier persona, en cualquier mínima acción humana, surge la vida y pasan cosas aunque por nuestro ritmo frenético habitual solemos interpretar que no, que nuestra imagen, nuestro daguerrotipo, ya está fijado para siempre y el cambio no es posible... Pero no la he traído solo por esto a la señora Varda, sino porque viendo en la exposición algunos de los videos que realizó de mujeres francesas que narraban su historia de vida, se podía comprender en ellos cómo en ocasiones intentamos construir quiénes somos precisamente por nuestro transcurrir en el tiempo. Leo entonces en No soy yo, de la historiadora del arte Estrella De Diego«mirarse en el espejo para darse de bruces con una imagen fracturada, una historia, la propia, que se rompe y se fragmenta, a su manera un acto fallido con algo de fracaso cada vez.»


Agnès Varda, autorretrato quebrado


De narrarnos a través de otros y otras, a narrarse uno mismo: Lucas Samaras se autorretrató a través de polaroids entre 1969 y 1971. Su cara y su cuerpo aparecen a veces adoptando expresiones atípicas, disfrazadas, incluso desfiguradas. No es fácil aprehender realmente el yo, el intento incluso muestra la vacuidad del proyecto del autorretrato, en la media en que una y otra vez más estamos manipulando nuestra propia presentación externa. El mismo artista explicó cuál fue su problemática mediante una autoentrevista. La siguiente frase de entre sus declaraciones me parece al respecto reveladora: cuando digo "Yo" más de una persona debe ser contabilizada.

Fuera del cine y la fotografía, un artista británico que practica el travestismo, Grayson Perry, nos propone investigar la identidad también a través del cuerpo. Para ello utiliza no una descripción naturalista o figurativa de su físico sino un lenguaje plástico basado en lo simbólico, lo alegórico incluso, representándose él mismo como un Mappa Mundi -aquí lo podéis ver en detalle, en inglés británico, eso sí- a la manera de los mapas medievales en los que el mundo se extendía e identificaba en la figura de Cristo, sólo que lo que aquí vemos es un hombre corriente, con sus miedos y sus sueños, sus historias y cicatrices. Los supuestos lugares geográficos que se señalan en esta peculiar cartografía son en realidad las instituciones, valores y referencias que han marcado la construcción de Grayson Perry como persona. Su vida como mapa y como reflejo del mundo, macrocosmos y microcosmos contenidos. Perry ha titulado a estos dibujos con un curioso nombre: Map of nowhere, mapa de, precisamente, ningún lugar.


Grayson Perry como Mappa Mundi
  

Hoy me ha dado por citar intentos, algunos en mi opinión brillantes, de personalidades artísticas más o menos famosas por actualizar y plantear esta cuestión del quién soy en términos visuales. Son sólo algunos ejemplos, que a mí me gustan y me conmueven, pero las posibilidades son, como las personas, los gustos y las mismas formas, infinitas. Hay gente que ha hecho arte al ocuparse de buscar una solución a ese conflicto esencial, y quizá con ello han encontrado cierta calma a esa voluntad de saber. Pero hay otros caminos.


Narciso según Caravaggio 
Tiene que ser en el fondo más fácil...Se me ocurre volver a Delfos, pararnos con calma frente al templo que allí hubo una vez dedicado al dios Apolo y leer con atención lo que según, entre otros, Sócrates, estaba escrito en el frontón de ingreso: conócete a ti mismo. Y precisamente porque hablamos de lo visual, quiero recordar una última referencia, también como Apolo, clásica, quiero recordar una historia que me gusta, la de Narciso. Este chico se enamoró de su propia imagen en el espejo del agua. De su propia imagen, nunca de sí mismo. Esa imagen lo atrapó, se acercó tanto para verla que cayó al agua y se ahogó, se fue del mundo. Y la ninfa Eco, de la que solo queda una voz, una voz sin cuerpo que repite la de los demás, se enamoró de Narciso, del Narciso que no podía verse en su reflejo. Ella también se fue del mundo.




Puede ser que conocerte a ti mismo no es solamente conocer tu imagen.

Por cierto:

14 de octubre de 2013 


Forzar la realidad


«¡Estéis donde estéis, es el punto de entrada!»
- KABIR -

9 de octubre de 2013

Hoy es un día que te despiertas con la salida del sol. Has dormido bien, no sabes si poco o mucho, eso sí, bien. Ese mosquito que lleva tres noches revoloteando en tu oreja, si lo ha hecho también esta última, al menos no lo has oído. Abres los ojos, te acercas un poco la sábana, te tapas otro poco del fresco de la mañana y suspiras con una sonrisa; la frase ¿qué tengo que hacer hoy? simplemente no está.

Te levantas y tomas lo primero que hay de ropa en el cajón. Desayunas en silencio, sales de casa. Caminas sintiendo que no eres el centro de todo, que los acontecimientos, la gente, el mundo, no giran en torno a tu persona. Hoy no es el día en que vas a cambiar tu vida, en el que aparece la mágica solución final. Precisamente por eso, descansas y te mueves libremente.


No sé por qué hoy me ha dado por hablarte a ti... que soy yo: ... and at once i knew i was not magnificent - y enseguida supe que no era magnífico. Holocene, la canción de Peter Gabriel versionada por Bon Iver. El video que se hizo para promocionar el tema está rodado en unos espectaculares paisajes de Islandia. La acción transcurre a cámara lenta: un niño se levanta solo en una casa y sale a andar. Puede que llueva... ¿y? Termina tumbado en la tierra tras haberse echado a rodar por una colina, lanzar piedras, subir una pared de rocas. En realidad no ha hecho tantas cosas, solo mirar y admirar lo que hay. Explorar lo que va surgiendo. Agotado y feliz, un buen día.







Todo el intento de solucionar definitivamente tu vida... pues hoy carece de importancia. Definir un cómo tienen que ser las cosas e intentar amarrarlo todo ahí, supeditar la realidad a ese ideal, nos obceca y nos impide siquiera entrever las oportunidades. La cuestión es vivir con la conciencia de que todo es mucho más flexible, y desde ahí contemplar y participar en lo cambiante de la realidad. Creo que verdaderamente en eso consiste ser realista.