11 de marzo de 2014
La idea fue de MV. Me llamó una tarde de octubre del año 2008, en Sevilla, un momento en el que no estaba pasando por una buena racha, la verdad. Decía que tenía una sorpresa preparada y que necesitaba mi ayuda. Yo acudí al punto de encuentro, él vino en coche. Cuando abrió el maletero, me quedé totalmente atónito: lo tenía hasta arriba lleno de plantas. No solo simplemente macetas de flores, había incluso algún pequeño naranjo.
- He ido al vivero - me dijo con una media sonrisa.
- Ya veo, ya ... ¿qué hacemos con esto?
- Bueno, lo primero es que necesitan agua.
Nos montamos en el coche. Ya estaba oscureciendo y el calor persistía, como suele ser habitual en los primeros meses del otoño sevillano. Me senté en el puesto de copiloto y vi una regadera a mis pies, MV lo tenía todo pensado. Condujo más o menos rápido hasta una rotonda, creo que allí en Barqueta o Alamillo, una donde hay una fuente pública, y recargamos la regadera. Le dimos de beber un poco a las plantas y continuamos. MV llamaba por teléfono a algunos amigos y amigas, quería aprovechar que ya habíamos quedado para prolongar la velada un poquito más, MV les pedía que no se fueran a casa después de la cena. La historia, según yo escuchaba de las conversaciones, seguía siendo para el resto una sorpresa.
Un jardín portátil en el maletero de MV |
Tras la cena fuimos a una plazoleta que hay en Triana, la Plaza Chapina, al final de la calle Castilla, MV dejó el coche por allí, donde hay un Centro de Día de Mayores. Entonces MV expuso su propuesta: buscarles un hogar a las plantas que había traído. Había elegido un parterre seco y sin vegetación que había en esa plaza para levantar en esa noche, con toda la nocturnidad y alevosía, un jardín... efímero o no, lo que durara, con la intención de que al día siguiente quien pasara por esa plaza se encontrara con la sorpresa de tener un nuevo espacio ajardinado. La propuesta cuajó con sonrisas, abrazos y aplausos. El título de la actuación fue el de Green Guerilla o Guerrilla verde, como otros movimientos similares de intervención jardinera no oficial que se dan sobre todo en América y Europa. Nos pusimos manos a la obra.
El espacio a intervenir... |
Empezamos entonces a sacar las plantas del maletero, haciendo una cadena más o menos organizada hasta el parterre -el coche estaba cerca, sí, pero si alguien conoce cómo es encontrar aparcamiento en Sevilla se hará una idea de que no estaba precisamente delante-. En el mismo coche había también azadas y otros útiles para cavar, MV, efectivamente lo tenía todo pensado. Recuerdo las risas, las miradas, la sorpresa constante de hacer lo que estábamos haciendo. Era como jugar, como sentirse niños y niñas, con esa satisfacción que da también el trabajo físico hecho con intención. Recuerdo cómo yo, que no me encontraba muy bien por entonces, me
alegraba por momentos. Sabíamos, mientras cavábamos las zanjas,
mientras regábamos, mientras nos cerciorábamos de que no pasaba ningún
coche de policía, que nuestra pequeña
aportación verde la quitarían al día siguiente.
Y, la verdad, no nos importaba. Estábamos ahí cada persona del grupo con
sus cosas e historias internas y también al mismo tiempo compartiendo una bonita
experiencia que sabíamos íbamos a recordar, por qué no como un momento
de unión, independientemente de donde estuviéramos mañana.
Teníamos también unas tarjetitas de esas que se hunden en la tierra para escribir el nombre de la planta y su precio en el vivero. Escribimos en ella mensajes, pensamientos, deseos, inspiraciones, para quien se encontrara los próximos días con aquello. Un poco como si las plantas le hablaran a la gente. En cualquier caso, una invitación anónima e implícita a poblar la ciudad de algo que pensamos que en ella falta, las plantas. Reproduzco algunos que no se pueden ver en las fotos:
¡Por lo verde vale vivir!
¡¡No me pises, riégame!!
Cuidar las plantas con nuevo amor
La flor de una noche...
Guerrilla verde
Pacifista daltónico, menos dólares y más verde
Como todo recién nacido, necesitamos cuidado.
¡¡Mímanos!!
El romero embriagador
Gracias también era un mensaje escrito en una de las cartelas. Gracias a MV por la absurda y preciosa idea de hacer realidad esta aventura, que no por pequeña deja de ser grande. Gracias a las personas que la protagonizaron, estéis donde estéis. A los pocos días de terminar nuestro jardín furtivo, éste fue efectivamente desmantelado por los sevicios de limpieza del ayuntamiento, si bien con el tiempo volvió a ser plantado el parterre, esta vez desde la oficialidad. De alguna manera, en alguien del ente público la idea cuajó.
Este blog está a punto de cumplir un año, por lo que también quiero aprovechar para dar las gracias a aquellas personas que lo han seguido y, de paso, dar la bienvenida a aquellas que lo pisan por primera vez. La primavera ya está aquí.
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