28 de marzo de 2015
En los Jardines del Real Alcázar de Sevilla, con un pavo real. Foto de Sergio R. |
El Helenismo es un periodo de la historia de la Antigua Grecia caracterizado por ser un tiempo de cambios, de crisis de modelos de pensamiento, cultura y opinión. Supone en muchos aspectos el fin de Grecia tal y como hasta entonces sus ciudadanos y vecinos la habían entendido; no obstante, es una fase que comienza allá por finales del siglo IV a.C., tras las conquistas de Alejandro Magno, por lo que los límites, geográficos pero también sociales, de lo que significaba "lo griego" se habían ampliado y de alguna manera confundido y mezclado, al englobarse nuevos países, pueblos y culturas dentro de la esfera griega. El periodo es quizá el más relevante en lo que a avances científicos se refiere dentro de una historia antigua de Grecia, en gran parte debido al enriquecedor contacto con otras culturas, con hitos tan significativos como la creación del Templo de las Musas -de donde viene la palabra Museo- y Biblioteca de Alejandría.
Es un momento en fin de transformación, donde las viejas estructuras, válidas hasta entonces para el anterior sistema, dejan de ser incluso operativas en el nuevo mundo que estaba surgiendo. En ese universo cambiante, de crisis, una importante tradición reflexiva griega, la filosofía, ofrece también alternativas, con sistemas como la ética estoica o el epicureísmo. En este sentido, es interesante, siguiendo al historiador del arte John Onians, el hecho de que
Así, además de la explicación racional y física del mundo de la filosofía más clásica, la filosofía del helenismo parece intentar comprender qué pasa con el ser humano, una variante más espiritual de la filosofía que a su vez recuerda a propuestas orientales como el Budismo. Y es que, de nuevo según este autor, a las posibilidades que se conocían en Grecia se añadieron otras descubiertas en África y en Asia.
Siempre me ha parecido una bella imagen que estas filosofías, más delicadas, inconclusas y más flexibles por poco dogmáticas que los sistemas de pensamiento de un Aristóteles, sean conocidas en la historiografía como Jardines Helenísticos: el huerto, el jardín cerrado, se convierte en un remanso de paz donde se encuentra la comunidad de amigos con la intención de dialogar al tiempo que se pasea y se cuidan las plantas. Estas filosofías pueden así ser criticadas por presentarse como un refugio, si se quiere cobarde, frente a un mundo violento y cambiante al que no se sabe dar respuesta. Sin embargo, también es posible verlas como un necesario espacio para la pausa, un lugar de tranquilidad interior necesario que se requiere para el conocimiento de uno y los demás; desde ahí, para la transformación personal.
Tontamente, estas ideas me acompaña siempre que me encuentro con gente como Sergio R. en los Jardines del Alcázar de Sevilla para contarnos novedades... Agradecido, disfrutando del jardín y de la amistad.
Recientemente Sergio R. me recuerda en fin que Nomad Garden está preparando algo en relación al jardín entendido como espacio de encuentro en el entorno de su objeto de estudio, los Jardines del Real Alcázar de Sevilla. A la espera del evento, recuerdo también en este blog el enlace para descargar la aplicación desarrollada por los "Jardineros Nómadas" para visitar de otra manera este singular espacio de la ciudad.
Lo podéis descargar gratuitamente aquí.
Es un momento en fin de transformación, donde las viejas estructuras, válidas hasta entonces para el anterior sistema, dejan de ser incluso operativas en el nuevo mundo que estaba surgiendo. En ese universo cambiante, de crisis, una importante tradición reflexiva griega, la filosofía, ofrece también alternativas, con sistemas como la ética estoica o el epicureísmo. En este sentido, es interesante, siguiendo al historiador del arte John Onians, el hecho de que
Todas estas diferentes filosofías tenían la intención de producir ataraxia o imperturbabilidad, un antecedente de la moderna concepción del equilibrio mental.
- JOHN ONIANS, Arte y pensamiento en la época helenística -
Así, además de la explicación racional y física del mundo de la filosofía más clásica, la filosofía del helenismo parece intentar comprender qué pasa con el ser humano, una variante más espiritual de la filosofía que a su vez recuerda a propuestas orientales como el Budismo. Y es que, de nuevo según este autor, a las posibilidades que se conocían en Grecia se añadieron otras descubiertas en África y en Asia.
Siempre me ha parecido una bella imagen que estas filosofías, más delicadas, inconclusas y más flexibles por poco dogmáticas que los sistemas de pensamiento de un Aristóteles, sean conocidas en la historiografía como Jardines Helenísticos: el huerto, el jardín cerrado, se convierte en un remanso de paz donde se encuentra la comunidad de amigos con la intención de dialogar al tiempo que se pasea y se cuidan las plantas. Estas filosofías pueden así ser criticadas por presentarse como un refugio, si se quiere cobarde, frente a un mundo violento y cambiante al que no se sabe dar respuesta. Sin embargo, también es posible verlas como un necesario espacio para la pausa, un lugar de tranquilidad interior necesario que se requiere para el conocimiento de uno y los demás; desde ahí, para la transformación personal.
Tontamente, estas ideas me acompaña siempre que me encuentro con gente como Sergio R. en los Jardines del Alcázar de Sevilla para contarnos novedades... Agradecido, disfrutando del jardín y de la amistad.
Recientemente Sergio R. me recuerda en fin que Nomad Garden está preparando algo en relación al jardín entendido como espacio de encuentro en el entorno de su objeto de estudio, los Jardines del Real Alcázar de Sevilla. A la espera del evento, recuerdo también en este blog el enlace para descargar la aplicación desarrollada por los "Jardineros Nómadas" para visitar de otra manera este singular espacio de la ciudad.
Lo podéis descargar gratuitamente aquí.
A disfrutar.
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